La Federación Mundial de Musicoterapia (WFMT), en el año 2011, ha expuesto una definición acorde con la realidad y actualidad terapéutica:
“La Musicoterapia es el uso profesional de la música y sus elementos como una intervención en ambientes médicos, educativos y cotidianos con individuos, grupos, familias o comunidades, buscando optimizar su calidad de vida y mejorar su salud física, social, comunicativo, emocional e intelectual y su bienestar. La investigación, la práctica, la educación y la instrucción clínica en la musicoterapia están basados en estándares profesionales según los contextos culturales, sociales y políticos”.
El campo de actuación de la musicoterapia es muy extenso. En Neuralba nuestro trabajo se focaliza a grupos de población específica:
- Trastorno del Espectro del Autismo
- Discapacidad intelectual
- Parálisis cerebral
- Demencias y enfermedades neurodegenerativas
El objetivo principal que conseguimos es convertir una intervención terapéutica en un momento de entretenimiento y diversión que potencia el desarrollo personal y favorece la interacción social, entre otras muchos beneficios.
Trastorno del Espectro del Autismo
Las personas con TEA prefieren escuchar música individualmente para disfrutar de su ritmo propio, realizando ruidos con su cuerpo en la intimidad. Estos niños/as perciben la música y comprenden sus estímulos ya que sus sentidos funcionan perfectamente, sin embargo, es posible que perciban la realidad de manera apática sin ningún tipo de emoción ya que su capacidad emocional está aún sin cultivar.
Mediante la musicoterapia, se intenta entrar en el mundo interior de la persona con autismo, tratando de mejorar su coordinación motriz, su flexibilidad cognitiva y su lenguaje.
El trabajo debe guiarse por unas pequeñas metas establecidas con anterioridad y los principales objetivos son:
- Conectar al paciente con el mundo exterior.
- Dejarle desarrollar su propio ritmo y ayudarle a conectarlo con el entorno.
- Trabajar el desarrollo neuromotor.
- Mostrarle formas de expresión de emociones adecuadas a su conocimiento del lenguaje, así como nuevas formas coordinadas de moverse.
- Trabajar la motricidad gruesa y fina.
- Organizar y ordenar los puntos sensitivos del cuerpo del paciente, enseñándoles a localizarlos.
- Mejorar la agudeza de los sentidos.
- Estimular las relaciones interpersonales.
- Potenciar lenguaje verbal.
Discapacidad intelectual
La musicoterapia se implanta desde muy pronto en el ámbito clínico de tratamiento de la discapacidad intelectual, utilizándose en educación especial.
Esta disciplina se aplica en el modelo de desarrollo, que no concibe la discapacidad intelectual como una enfermedad sin cura, sino que considera al paciente como una persona con potencial de desarrollo, que puede llegar a adquirir habilidades motoras, de lenguaje y académicas considerables.
Los objetivos de la aplicación de la musicoterapia en la discapacidad intelectual son:
- Potenciación del área cognitiva.
- Mejora de las habilidades motoras.
- Explotación de las capacidades sociales.
- Creación de nuevas habilidades comunicativas
- Uso lúdico de la música.
Los niños con Síndrome de Down suelen destacar en el ámbito musical. El trabajo musicoterapéutico es adecuado para ellos ya que desarrollan con mucha rapidez capacidades básicas, adquiriendo habilidades de atención, concentración y reproducción de sonidos sin necesidad de procesar información previamente, es decir, de manera espontánea y natural.
Parálisis Cerebral
En este tipo de aplicación lo que prima es la expresión. Aunque la musicoterapia receptiva también puede aportar resultados positivos para el desarrollo del paciente, lo que buscamos es que se exprese, que adquiera habilidades e independencia en la realización de actividades prácticas.
La música es el canal y la estructura, el mensaje del paciente es el material de la sesión y el musicoterapeuta funciona como receptor.
La integración social es una de las principales metas de estas sesiones.
El musicoterapeuta se centra en lo que el paciente sí puede hacer y lo potencia teniendo siempre en cuenta sus limitaciones y necesidades.
Algunas técnicas eficaces empleadas en las sesiones de musicoterapia con parálisis cerebral son:
- Técnica del movimiento guiado.
- Técnica del movimiento libre.
- Técnica de la percusión.
- Improvisación musical.
- Técnicas de expresión vocal.
Demencias y enfermedades neurodegenerativas
Las personas afectadas de demencia pueden discriminar ritmos sencillos y melodías de tonos justos así que las sesiones de musicoterapia se pueden trabajar tanto creando música como escuchándola e interpretándola. Generalmente, la música es atractiva para este tipo de población y desarrollan las actividades con gran motivación.
Para trabajar, es recomendable escoger música de su época pero también de otros estilos y épocas para que reciban diferentes estímulos. En las primeras fases es importante estimular el pensamiento y la interacción verbal, y trabajar en pequeños grupos para que el paciente no se desoriente. Las actividades son cortas, están correctamente estructuradas y el musicoterapeuta debe explicarlas claramente las veces que sea necesaria para que todos los miembros del grupo puedan manejarlas.
Trabajar con recuerdos existentes, hablar de ellos mismos delante de otros y socializar ayuda a controlar algunos síntomas. A través de la estimulación musical se potencia el contacto con el entorno y su resituación social, física y psicológica.
Se utilizan instrumentos de percusión como el tambor, la pandereta y las maracas (sobre todo en las fases más avanzadas de la enfermedad). En las primeras fases, se realizan actividades de canto y entonación y bajo volumen de movimiento siempre que la edad del paciente lo permita (bailes de salón, coreografías sencillas, marcha acompasada y similares). La audición musical también puede ser, mediante la reproducción de melodías sencillas que requieran respuesta vocal y que provocan comportamientos afectivos en el paciente.
Conectar al paciente con la afectividad es muy importante, ya que les ayuda a recuperar y mantener recuerdos, aunque solo sea temporalmente. La música evita el aislamiento del enfermo y reduce los problemas conductuales que este puede presentar. También acerca al paciente a conceptos difíciles de asimilar como la muerte, la soledad y la pérdida, y crea una alternativa de presente para aquellas personas que ya no recuerdan su pasado.